sábado, 2 de octubre de 2021

27 La Nueva Humanidad

 Cuarto Grado Primera Orden "Filósofo":

"La nueva Humanidad"

-O de cómo estamos siendo sustituidos-

Para cualquier amante de la Historia, siendo un poco observador, es sorprendente como la Humanidad va cambiando, aparentemente y de forma progresiva, a través de los siglos.

Y si no, párense a pensar un poco en las sorprendentes diferencias, a todos los niveles, que se han ido produciendo, pongamos por caso, del Siglo XV hasta Hoy, segunda década del Siglo XXI.

Si alguien del Siglo XV fuese trasladado de su Época a la nuestra, creería encontrarse en otro Mundo. Suponemos que igualmente les pasaría a los nativos de las Américas cuando arribaron los conquistadores europeos. De hecho, tanto conquistados como conquistadores se verían, entre sí, como seres de otro Mundo.

Bien, nosotros porque tenemos nociones básicas de Historia y, aunque haya sido de una forma deformada, sabemos algunas cosas de nuestros antecesores; pero si pudiésemos trasladarnos al pasado, sin la memoria de aquellos tiempo, con mucha probabilidad, también nos parecerían otro mundo y otros seres.

Lo cierto es que esos seres del pasado, como nosotros mismos y los que heredarán nuestro futuro, a pesar de poseer un cuerpo idéntico y un lenguaje muy parecido, no somos iguales y, ni tan siquiera, parecidos.

Este Planeta Prisión está constituido de diferentes capas que hacen la función de diversas barreras con barrotes. La más lejana, para nuestros sentidos, es la dimensional del Espacio-Tiempo que nos impide trasladarnos hasta la Frontera que envuelve al Universo. Luego tenemos la barrera Planetaria, dado que no podemos mantener la integridad de nuestros cuerpos, sobrevivir sin ayuda, fuera de la atmósfera planetaria. Por último, como la frontera más cercana, se encuentra el Cuerpo físico en el que se encuentra atrapado nuestra Alma, desposeída de su divina memoria, y que es la verdadera prisionera.

Debido a las fronteras mencionadas, es que los seres prisioneros, sus espíritus encarnados, no pueden desplegar sus divinos poderes.

Lo que tratamos de indicar es que somos prisioneros pertenecientes a diferentes partes del Multiverso y, en origen, nuestro aspecto verdadero podría ser muy diferente al que mostramos aquí de firma conjunta o individual. Gracias a los cuerpos que nos aprisionan nos conocemos como humanos, hombre y mujeres; pero si pudiésemos recordar, nos veríamos todos de un poco diferente a muy diferentes.

Por eso es importante hablar de humanidades diferentes y, en las que cada cierto grupo de generaciones, podríamos ser la cosecha de mundos muy diferentes entre sí. Sabemos que ese cambio de humanidades se produce en términos de siglos aunque puedan solaparse entre sí. Y ese solapamiento, provoca la fuente de frustración que existe entre las diferentes generaciones.

Los padres no pueden entender a sus hijos y los hijos parecen no comprender a sus padres. Los padres intentan que sus hijos vivan y se comporten según sus formados criterios; pero los hijos no pueden aceptarlo, como si ya viniesen con otras maneras y costumbres, de forma inconsciente, desde algún lejano lugar y al que ellos pertenecen; pero no nosotros, que vendríamos de otra zona del Multiverso diferente.

No somos capaces de comprender la forma de pensar y comportarse de las nuevas generaciones porque esas formas y pensamientos nos son ajenos y, del mismo modo, ellos no pueden entender que nosotros no los aceptemos según su criterio, porque no procedemos del mismo sector del Universo que ellos.

Si tanto hijos como padres entendieran esta cosa tan simple, la frustración desaparecería de sobre la faz de la Tierra, dado que tendríamos una comprensión del por qué cada cual somos como somos y del por qué nos cuesta tanto entender y comprendernos los unos a los otros. Simplemente, lo entenderíamos y no perderíamos tanto tiempo en intentar comprender la actitud de los demás.

Si son capaces, conociendo la Historia, de hacer un poco de retrospección mental, se darán cuenta que muchas actitudes que hoy están generalizadas, serían imposibles de ser asimiladas en un pasado no demasiado lejano y a la inversa, como vemos, sucede lo mismo.

Pero existe algo y alguien que están interesados en uniformar la Historia de la Humanidad y hacernos creer que siempre hemos sido iguales e incluso los mismos y que esas costumbres cambiantes no son otra cosa que fruto de una hipotética evolución del Pensamiento y que se produciría en sincronía con el cambio de nuestro entorno.

Sí, se nos viene inculcando que somos como somos, exclusivamente, porque así se nos ha venido educando; pero yo invito a cualquiera para que intente rememorar los pensamientos de su más tierna infancia. Entiendo que muchos no sean capaces de recordar; pero otros, estoy seguro de que sí podrán y, entonces nos dará la razón. Cuando tú o yo éramos chiquitos éramos muy observadores y veíamos las cosas que hacían nuestros mayores, unas las comprendíamos; pero otras no nos parecían correctas. Bueno, con el tiempo y el acondicionamiento educativo, íbamos asimilando, a regañadientes, esa forma de vivir, esas costumbres heredadas; pero con el paso del tiempo, según hemos ido madurando, las hemos vuelto a poner en cuestión y, en unas ocasiones las hemos seguido aceptando por mero convencionalismo y, en otras, nos hemos rebelado contra ellas de forma abierta o a escondidas. 

Ciertas cosas, algo en nuestro interior nos dice que están mal; pero las hacemos porque parece ser lo correcto. Otras, por el contrario, las hemos ido olvidando y almacenando en algún lugar alejado y oculto de nuestra memoria. Ciertamente, como decía el el Gran Ortega, somos nosotros y nuestras circunstancias.

Si pudiéramos ser nosotros mismos eliminando el ropaje de las circunstancias, comprenderíamos cuan diferentes somos los unos de los otros y entenderíamos el por qué hay tantas cosas que nos divide y enfrenta. Entenderíamos que lo mejor sería Vivir y dejar Vivir, no escandalizándonos por lo que hagan o dejen de hacer los otros, entre sí o con sus propios cuerpos.

Os voy a contar un secreto que hasta ahora muy, muy pocos conocen. Si pudiéramos mirarnos en un espejo y vernos como realmente somos, probablemente daríamos un salto del susto. Quizá viéramos una masa amorfa grisácea o multicolor o una criatura arácnida con muchas y largas patas que nos devolvería la mirada con sus múltiples ojos. Quizá nos viésemos como una suerte de babosa reptante y pegajosa, o de un calamar con un solo y enorme ojo con muchos tentáculos. Quizá podríamos ser algo similar a una de esas cosas mencionadas si pudiéramos desprendernos de la Cárcel Prisión que es el Cuerpo en el que vivimos y que nos permite movernos, escuchar, oler, ver, sentir y gustar.

Por lo tanto, mi sincera recomendación es que no juzguemos a nada ni a nadie. Que intentemos ser comprensivos y empaticos; pero no solo con los más cercanos a nosotros, sino con todos. La Tolerancia debe de ser Universal y debemos de construirla con trabajo paciente.

Muchos estamos aquí directamente de la época de los dinosaurios, otros del Tiempo en que solo había solo criaturas marinas, o del de los insectos gigantes. Quizá vengamos de dimensiones de existencia diferentes y ni siquiera seamos capaces de algunas como podríamos ser. Ahora todos estamos todos recubiertos por una piel, una carne y unos huesos que nos hace parecer humanos; pero, en el fondo, tú y yo sabemos que no, que nuestro cuerpo es una apariencia meramente terapéutica y que, muy probablemente, estemos conviviendo entre especies muy distintas a la nuestra que, tampoco conocemos cual pueda ser.

La próxima vez que te mires en el espejo, concentrate e intenta traspasar la mera apariencia reflejada. Quizá te sorprenda ver un ángel o te asustes al ver a un terrible y deforme demonio.

Aralba Pensator Minister, Frater R+C