Mateo Capítulo 6
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
15 más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
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Por regla general, cuando se consigue información de los planos internos se dice que es por algún tipo de clarividencia o porque se canaliza a algún ser elevado, hermano mayor de los planos cósmicos o ángel guardián. ¿Es eso cierto? No sabríamos decir; pero lo que está claro es que todas y cada una de las células tridimensionales de nuestro cuerpo están conectadas, mediante el Campo etérico, con el Todo u Holograma general del Cosmos.
Esas conexiones que nos convertirían en una Unidad consciente con el Todo, sin embargo se comportan, en la actualidad, como puertas cerradas y selladas que hay que abrir para poder acceder a su contenido. Funcionan como celdas de la memoria divina a las que no podemos acceder por los medios comunes, al menos en parte, dado que cualquier palabra, lectura o hecho acaecido pueden servir como catalizadores para abrir unas determinadas celdas del conocimiento cósmico. Es el modo que los humanos tenemos de realizar descubrimientos técnicos, científicos o artísticos y también espirituales.
Existe un método consciente para abrir puertas y se denomina Oración o Concentración. La Oración que mencionamos aquí poco o nada tiene que ver con las oraciones, rezos o mantras que vienen utilizando la mayor parte de las religiones oficiales.
El Padre Nuestro que se nos muestra en los evangelios es solo un ejemplo de cómo se debe de orar al Dios de nuestro Corazón, al Señor Interno de nuestra vida y de todo lo existente, dado que él mismo fue el Creador de todo lo conocido y por conocer.
Sobra repetir que tan inútiles son las supuestas oraciones en voz alta, frente a otras personas, que más que oraciones vendrían a ser confesiones o testimonios públicos, como los mantras repetitivos que no salen directamente de nuestro corazón sino de la memoria de nuestro Cuerpo Etérico.
La Verdadera Oración es una suerte de introspección concentrada hacia el objetivo de conectar con el Ser Divino que cabalga nuestro Cuerpo físico y hablar con él como lo haría un loco consigo mismo. En este proceso, el Ser Interno nos proporcionará, siempre lo hace, las respuestas a nuestras dudas y que no es otra cosa que darnos las llaves que abren los compartimentos de memoria que se encuentran en otros bucles dimensionales.
La frialdad de la personalidad imperante, de algunas de nuestras múltiples personalidades, no sirve para conectar con el Ser Interno, Ángel guardián o Christos como lo llaman otros. El único modo de recibir respuesta, a nuestras oraciones, es aunar la fuerza concentrada de la voluntad como si de la necesidad de respirar aire se tratara, a la pasión que proporciona la Phistis, Fe, de nuestro Corazón más deseoso, añorante y compungido.
Cuando recibimos respuestas a nuestras oraciones es porque hemos traspasado las fronteras de la tridimensionalidad y hemos accedido, de modo provisional, al Pleroma o Campo Etérico multidimensional del que está constituido el Ser Supremo y del que todos formamos parte indisoluble.
Por lo tanto, tomemos la Oración de los evangelios más que como una fórmula mántrica, memorizada por nuestro Cuerpo Vital, como un simple ejemplo de cómo dirigirnos a Dios, al Dios interno y al que solo podemos llegar mediante la introspección más profunda y deseada.
Cuando acudamos al Dios de nuestro Corazón hagámoslo con humildad en busca de respuestas y nunca con algún fin poco altruista como solicitar algún tipo de prebendas a nuestro favor. Nuestro Destino fue escrito por nosotros mismos, nuestro Ser Interno y lo que tenga que ser será, no hay modo.
Bien, ese es el método que los gnósticos, illuminatis o rosacruces invisibles utilizamos para conseguir información de los planos internos con el fin de conseguir respuestas a las preguntas sobre el Misterio de la Existencia y que, con humildad, estamos intentando responder en estas pequeñas reflexiones. Ahora bien, mis respuestas solo sirven para mí mismo. Quizá, en el mejor de los supuestos, puedan serviros a todos vosotros como la llave o abracadabra que os sirva para abrir las puertas dimensionales que os den acceso a vuestro Dios Interno y a vuestra memoria cósmica holográfica.
OJOS