jueves, 14 de noviembre de 2013

La Importancia de todo

"Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas."
Rabindranath Tagore

En la página 204 del Libro R:.C:. Luces y sombras, escrito por uno de nuestros HH:. Invisibles,  se puede leer textualmente:

“Si no hubiese Dios, habría que fabricarlo. No obstante, su existencia es independiente del concepto sobre su persona, que han desarrollado las más diversas religiones. “

¿Hasta qué punto las cosas son verdad o mentira, ilusorias o reales? ¿Qué importancia poseen de cara a nuestro propio devenir diario y para nuestra evolución espiritual?

¡NINGUNA!

Supongamos, por un instante, que no existiera nada trascendente en el Cosmos y la Vida solo se tratara de un extraño y casual accidente.

Si esto fuese así, nada tendría importancia y todo lo que sucediese en nuestras vidas solo se trataría del resultado de una permanente lucha entre los distintos instintos de supervivencia; luego todo lo que realizáramos de cara a mejorar nuestra supuesta Alma sería el resultado de una triste entelequia.

Por otro lado, pongámonos en el caso opuesto y supongamos que esta Vida tiene un sentido trascendente que no alcanzamos a comprender. Si esto fuese así, es lo que creemos con firmeza e innata Fe, también sería innecesario que nos preocupásemos por nuestro divino pasado, por la existencia o inexistencia de Dios e incluso por lo que nos podría deparar un futuro de Espíritu y Energía.

No sé si soy capaz de explicarme con corrección; pero los invisibles consideramos que si perdimos, en algún momento, la memoria de nuestro pasado es para que nos concentremos en nuestras vidas actuales sin que se produzcan interferencias de otros tiempos y otros mundos, luego ¿Qué es lo que debemos realizar en esta Vida? ¿Buscar a Dios? ¿Extrañar, con infinita añoranza, un mundo perdido eones atrás? ¿Vivir con la esperanza de que en un desconocido futuro podamos tener otra vida libre de penurias?

No, en lo absoluto.

Consideramos que el Ser Humano y todas las criaturas conscientes lo único que debemos realizar es vivir la Vida de acuerdo con los designios de nuestra propia consciencia e intentar que las paranoias espirituales y de supervivencia material no nos interrumpan el ser generosos con las personas y otros seres sintientes que nos rodean.

Como seres divinos y espirituales que somos, el dedicarnos a intentar recordar un remoto pasado o alardear de que en otro lugar fuimos dioses o que en un futuro lejano crearemos mundos vivos con criaturas vivas y pensantes, es una estúpida pérdida de tiempo y una interferencia para nuestro verdadero objetivo: ¡Vivir, vivir y vivir!

Vivamos con honestidad y de forma honrada todas las experiencias que se nos pongan por delante, nada más. Intentemos ser lo mejor personas posible porque para esto, nada más y nada menos, es para lo único que hemos venido aquí: Para interpretar una cósmica Obra de Teatro. Tomemos las cosas que vemos, aunque ilusorias, como una realidad verdadera y dediquémonos a vivir. 

El que creamos o dejemos de creer en una Inteligencia constructora del Universo, llámese Dios o Pepito el de los palotes, es absolutamente irrelevante. Si existe no va a dejar de ser porque nosotros dejemos de creer en Ello. Si no existiera, todo el tiempo que le dediquemos estará tirado al vertedero del tiempo perdido.

Por lo tanto, los HH:. Invisibles no perdemos el tiempo en ponerle uno u otro nombre a la Inteligencia constructora del Universo y nos concentramos en la vida física y emocional que se desarrolla en nuestro Universo tridimensional. Con ello no negamos la existencia del Padre-Madre, el Todo del que todos formamos parte individualizada, sino que decimos tajantemente que la creencia o no creencia en una determinada divinidad es innecesaria.

Todos los mandamientos del Creador se resumen en dos: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al Prójimo como a ti mismo.

Entonces ¡OJOS! ¿Qué quieres decir con ello, no te estás contradiciendo?

Olvidémonos del nombre de Dios y considerando que la Inteligencia Creadora está en todas partes, incluso dentro de nosotros mismos, pregunto ¿Tan difícil es entender que ese Dios al que se refiere la Palabra escrita del Antiguo Testamento, no es otro que nosotros mismos? ¡El Dios de Nuestro Corazón, La Fuerza Espiritual que hace que nos preguntemos cosas! Solamente así es comprensible la segunda sentencia: Amarás al prójimo como a ti mismo; o de otro modo, amarás a tus semejantes como si de Dios se tratase; porque de otro modo la sentencia queda coja; dado que si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos jamás podremos amar a nadie ajeno a nosotros mismos y si no nos amamos a nosotros mismos ¿Qué sentido tendría que amásemos a un Supuesto Ser Superior?

Es del resultado de dicha convicción que no tienen sentido alguno, aunque respetables, las más variopintas y diversas religiones. Para un Ser Humano que vive la Vida, tan sagrado es un ateo como un budista un musulmán o el gato de su casa. Todos son seres con forma, además vivos y que pertenecen al majestuoso e infinito Pleroma, el Cuerpo Infinito y Eterno del Creador, nosotros mismos. 

El Creador no puede prescindir de nosotros mismos como tampoco nosotros somos incapaces de separarnos de él, por el simple hecho de que fuera de él no hay nada y la nada no existe. Los Hermanos del Colegio Invisible siempre hemos dicho que: ¡No hay Espacio Vacío! Todo está lleno del Gran Hacedor, todo está lleno de nosotros, de nuestro perro o de nuestro gato y nuestros seres queridos.

Es por dicha causa que para los invisibles solo puede existir una única religión posible el Ecumenismo Universal o Religare "Religión" entre todos los seres vivos, sintientes o no de nuestro real o ilusorio Universo ¿Qué más da? Nosotros mismos construimos nuestra actual interpretación teatral, nuestro personaje y el intentar recordar porqué olvidamos todo lo anterior sería como para una actor o actriz teatral intentar explicar, al público asistente a la función, lo que el Guionista trata que diga el personaje  que interpretamos ¿Entendemos la inconsistencia de la paradoja? Venimos a este Mundo a Vivir no a explicar a los demás porqué vinimos y para qué vinimos?

Cuando todos, no hay otro modo, regresemos al Pleroma “El Mundo Original de dónde vinimos y del que jamás nos hemos ido” se nos podrá preguntar lo intensamente que hayamos vivido nuestro personaje. ¿Ahora lo entendemos? ¿Quién habrá cumplido con su objetivo, el que vivió su Vida, al pie de la letra, según el Guion impreso en la Cocina del Destino sin más, o aquel que dedicó su limitado y valioso tiempo a intentar contestarse preguntas que realmente no tienen importancia?

No es que alguno de los dos vaya a perderse por haber realizado mejor o peor su trabajo; pero contestadme vosotros: Cuando finalice la Función y sean conscientes de lo sucedido ¿Quién se encontrará más satisfecho por la labor realizada?

OJOS