Alan Moore |
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires.
Efesios 6:12
Porque lo que hago, no lo entiendo; ni lo que quiero, hago; antes lo que aborrezco, aquello hago.
Romanos 7:15
Traducción Reina Valera (1909)
*
El error consiste en considerar que el
enemigo es el otro, nuestro vecino. Existe una guerra silenciosa entre nosotros
mismos, entre nuestra naturaleza animal, mortal y la otra, la importante, la
espiritual, preexistente y eterna.
Nosotros somos los creadores,
inconscientes, de los egrégores invisibles y uno de los más importantes es la Ignorancia que nos insta hacia el Fanatismo y el
extremo Egoísmo. Estos tres egrégores, realimentados entre sí, son creados por el propio Ser Humano y son sus
más enconados enemigos.
En el Ser Humano coexisten dos seres muy
diferentes. Uno pertenece a este mundo y es imposible que pueda ser consciente
de algo que no sea finito y temporal; pero que además desconoce la existencia
de ese otro Ser espiritual que vive en simbiosis con él.
El otro, aún siendo el motor organizador
que permite vivir a un cúmulo de moléculas orgánicas como si se trataran de una
Unidad, está sumido en un profundo sopor, está dormido y a pesar de su inmenso
poder extraterreno, no es consciente hasta que se lo despierte.
El organismo animal del Ser Humano, cuando
lo detecta, lo toma como un intruso y lo combate de forma caótica y sin
conocimiento de lo que realmente está sucediendo; pero el propio organismo, en
sí, no posee poder para oponerse a su divino huésped y lo que realmente hace es
apropiarse de esa parte organizativa, automática inconsciente del Ser Inmortal,
conocida por el Colegio Invisible como el Cuerpo de Deseos y la enfrenta con el
eterno durmiente.
Es una Guerra de titanes, una Guerra de
dioses que ninguno de los dos puede ganar; pero esas batallas terminan
reflejándose en el Mundo del espacio-tiempo debido a los poderosos egrégores
que se forman y que mueve a los cuerpos como si de titiriteros manejando
marionetas se tratara.
La solución consiste en que la Personalidad , que no
es otra cosa que esa conjunción inconsciente de Espíritu de Deseos y Organismo
Físico, descubra que ella no tiene futuro alguno, que ella no tiene importancia
y que su alianza debe dirigir su camino hacia el despertar del Divino
Durmiente. En el Instante que el Espíritu toma las riendas de la Vida con el beneplácito de
los cuerpos inferiores, la
Guerra cesa a nivel individual y el Hombre Original,
Espiritual, el Adam Kadmón, puede influir sobre el resto de chispas
espirituales que habitan en el resto de cuerpos del multiverso.
Eso se consigue con la instrucción
proveniente del Libro de la
Naturaleza , cuya influencia positiva hace que la ignorancia,
el principalísimo y más peligroso de los egrégores, vaya desapareciendo de
forma paulatina.
Una vez conocida la Verdad y vencida la Ignorancia , el
Fanatismo cae por sí mismo y las discrepancias entre las individualidades desaparecen;
dando lugar a que el Ser Humano y el resto de criaturas sintientes dejen de
preocuparse por cosas innecesarias, el Egregor de la Ambición termina
feneciendo por falta de alimento. La
Luz de la
Verdad que proviene de lo alto se convierte en su Divino
objetivo y ya todo el Organismo, Físico, de Deseos y mental dirigen sus pasos
hacia un mismo objetivo.
Ha nacido el Hombre Nuevo o Guerrero
Inmortal
OJOS